Con todos mis respetos y con el sumo permiso de Girondo, empiezo con una de sus frases. Pues bien, me importa un pito que llueva o nieve o que haga frío, y que la gente se ría por tonterías, y que todos hagan lo mismo con sus cabezas adulatorias de pintamonas absurdos y destartalados. Me importa un pito que la gente vaya y venga de un lado para otro, muy deprisa y sin pausa, sin pausa alguna en este ritmo frenético que no acaba. Este ritmo que nos consume poco a poco como un cigarrillo que se deshace en los labios mientras las volutas de humo resplandecen y se pierden poco a poco tras las nubes. Le doy una importante igual a cero a la actitud de esos adolescentes descerebrados que creen que “La casa de Bernarda Alba” es un museo para visitar, o una mansión donde vivía la tía Bernarda. Casi me aburre pensar en esas cosas y escuchar esas canciones de reggaeton con letras puramente misóginas y machistas resumidas a lo siguiente: “Y si ella se porta mal, dale con el látigo”. Y mientras ese estilo de música arruina tanto por lo que hemos luchado durante siglos, la mujer queda relegada de nuevo a un segundo plano meramente ficticio. Y yo pienso: ¿Quién le dará con el látigo a toda esa gente que hay en las calles con ganas de comerse el mundo y algo más? ¿Quién será capaz de doblegar con el vigor de un látigo a todos esos cuerpos desalmados que vagan por las calles? ¿A toda esa gente misógina, sin sueños y sin ilusiones? Y si sólo les faltaran ilusiones tal vez me daría por contenta, pero no es eso, no. Es mucho más que eso. Son una saga de estereotipos calculados y medidos unos a imagen y semejanza de los otros. Esa gente que sólo espera el fin de semana para meterse rayas de coca o liarse un porro y quedarse en las nubes al modo tolondro. Me da asco y un vómito inmenso. Una náusea tremenda que casi no puedo explicar. Y realmente me importa un pito toda esa gente… pero llegados a esos extremos son capaces de cambiarnos a nosotros mismos. ¡Maldita sea! ¡Y maldita sea también este mundo enfermo de pasión! No hay latigazos suficientes para aplacar la rabia del perro-hombre. No hay suficiente optalidon para todos y sólo nos queda morirnos ausentes al mundo de la alucinación. Si tan sólo hubiera algo en la otra orilla, algo para no morir irremediablemente a los pies de la locura. Y casi no se puede volar en este mundo enfermo donde se gastan más profilácticos al día que pelos tiene la humanidad sobre la cabeza. Y quiero creer al poeta: “Sólo quien ama vuela. Pero ¿Quién ama tanto que sea como el pájaro más leve y fugitivo?”. Si yo pudiera volar como en “El lado oscuro del corazón” al menos tendría esperanza y trataría de enseñar a toda esa panda de misóginos amantes del reggaeton que hay algo más detrás de un látigo. Porque además existe el dulce látigo del amor, que abraza y hiere dulcemente. Un látigo que es como un pájaro de alas gráciles y suaves que atraviesan los mares y llegan siempre a su destino. Y no haría falta optalidon ni nada, ni tan siquiera recurrir a los sueños, porque entonces la vida sería hermosa volando todo el día. Alcanzando eso que algunos llaman felicidad, pero mientras tanto tan sólo queda esperar y desplegar las alas en la lejanía aunque haya fustas en nuestro camino, y manos amenazantes e inquisidoras. Hoy os regalo algo de la magia del sueño de alzar el vuelo y quizá un látigo para que el amor hiera y abrace a un tiempo, pues todavía hay látigos para todos.
Caravana...
Hace 1 día
5 comentarios:
Yo hace un tiempo también critiqué la música del estilo "reggaeton": http://abogadodesofia.blogspot.com/2008/07/msica-con-corazn-el-da-que-me-quieras.html
Reprobé su fomento de la superficialidad y el hedonismo materialista (promoverlo más de lo que ya está extendido, me parece que es un exceso que conviene evitar). El machismo de sus letras es algo que obviamente me parece muchísimo peor.
Me da pena que los adolescentes (algunos veinteañeros que no maduran) tengan como su mayor deseo de cada semana el organizar botelleos para beber alcohol sin ni son (haciendo calimocho incluso en cubos de fregona) o el irse a discotecas a emborracharse (atontarse, como dice el Diccionario de la RAE), a "bailar al son que les toquen" (con una música a volumen tan elevado que dificulta enormemente el hablar), etc. Y, luego, por si eso fuera poco, suben a internet (a Tuenti, p. ej.) las veinte mil fotos iguales que se han hecho en la discoteca frunciendo los morritos y lanzando "miradas de tigre". Así asumen el papel de "Barbies" sin cerebro y sin corazón que esta sociedad superficial y materialista les ha dado o incitado a tomar.
En el trasfondo de todo esto están los poderes económicos que quieren para mantenerse y crecer una economía consumista, que también viene bien a los poderes políticos para que, con ese "pan y circo", tener "divertida" y distraída a la población, sin atender así a asuntos importantes y a sus actuaciones en muchos casos abusivas o injustas. Al servicio de esos poderes están los medios de comunicación...
Bueno, corto el rollo. Un saludo.
Me ha fascinado tu blog... es hermoso y certero... Volveré por aquí.. = )
Una crítica buena. Aunque con el tema del reggaetón discrepo un poco, quizás porque soy "bailarina" y lo veo desde otro punto de vista. No voy a negar que no me guste ya que creo que como ritmo es de los mejores para bailar, al igual que el hip-hop, etc. Si nos paramos a mirar más las letras, que es el problema que en general vemos todos, bueno, no es que yo opine así, pero un amigo latino me dijo que las letras misóginas no se hacen con el propósito de insultar a la mujer ni nada del estilo, sino que es un mero "ritual" que en Latinoamérica se usa mucho para ligar y todo el rollo. No es que les guste que las insulten, sino es como una especie de "lenguaje sexual" para acabar en la cama. No lo defiendo, nada más te aportaba otro punto de vista sobre el que reflexionar. Un besito, y no dejes de escribir ^^
Cuando hablas del "látigo del amor"..., ¿te refieres al usado en las prácticas sexuales sadomasoquistas?
¡Por favor, dime dónde conseguir uno! XD
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